TIMELAPSE
- Home »
- El alma de las casas
zarraclaca
On Tuesday, September 13, 2005

El abuelo llegó un día al campo, desbrozó el terreno y clavó en el suelo una fila de estacas. Luego, fue a cortar más palos para el esqueleto y los puso armando el tejado, apoyándose en la viga maestra o cumbre. Para el cuerpo amarró cañas que sujetarían las varetas y añadió pasto seco cosido a modo de cobertura. Lo embadurnó todo de barro y le puso una camisa de cal.
Así era la choza de los tiempos antiguos, símbolo de la vida rural, que hasta hace pocos años se mantuvo en pié. En ellas reinaban las matriarcales mayetas, mujeres rurales, pequeñas propietarias. "Reina destronada de tu palacio construido con salones de mieses, mármoles de crepúsculos y lámparas de lunas" según Luis Camacho, que en las urbes se sentía extraña.
Mundo rural cuajado de ritos y ritmos antiguos, sobre un campo abierto e infinito. De bailes populares, como la jeringoza, -o jerigonza- con su críptico vocabulario lleno de dobles sentidos. De citas ineludibles como la ritual y festiva matanza del cerdo, de donde se sacaba alimento para todo el año. De cantes primigenios.
“La mancera de mi arao/ tiene un peazo comío/ de recibí lagrimones/ to el tiempo que te he querio”. Cantes de gañanía o de trilla, formas de dejar en el viento, las penas más profundas, cuando nadie las oía. Chozas rurales, primario modelo de vivienda, que seguía patrones milenarios, condeandas a la desaparición por un mal entendido sentido del progreso.

Entre la nobleza de las casas sobresale la del Ave María, de 500 años, situada frente a la antigua carcel en la plaza homónima ."Blasones de orgullo y nada sobre los hombros de nadie". Albergó el convento de la Concepción, antes que este pasase a su sitio actual. En el interior un bello patio con arcos de ladrillo y referencias a muchos nombres ilustres del pasado, como toda casa antigua que se precie.
Calle Carreras, -confortable y señorial-, tiene su propio poeta-. Fue lugar preeminente por salida natural del Palacio conserva casas de mucho sabor. La casa del escudo y aledaña, que ha sabido conservar todo el sabor popularjunto a la calle Animas, la calle que se fue al alba con "una paz de olivares y un remanso de silencios" en cuya esquina los relojes marcan las doce en punto de algún siglo.
Casas populares y nobiliarias. Curiosamente ambas tienen su origen en el siglo XVIII cuando la burguesía vino a ocupar el espacio de los Duques. Calles enteras como Santa Clara, San Francisco o San Pedro se van a ver pobladas en esta época, cuando tambien surge el gran cortijo que tiene su precedente más inmediato en las villas romanas.
Hay fachadas nobles de piedra o ladrillo muy hermosas. De las grandes fachadas de mármol destaca una en calle San Pedro, otra frente a San Juan y otra en calle Mesones, la antigua calle de las posadas.

También destaca una fachadas de ladrillo visto en calle Santa Clara, con decoración de soles y lunas en la fachada, conchas en los huecos de las puertas y ventanas y patios con un enorme sabor. Las viviendas antiguas mejor conservadas como conjunto, unitario y autentico, es la plaza ducal entera reformada por Alonso Moreno en 1713.
Además existe un tipo de casa popular urbana desconocido en otros lugares. Se trata de las casas de jornaleros y mayetes y se levantan sobre todo en los barrios de San Sebastián y San Miguel. Tiene una o dos plantas y soberao, puertas y accesos adintelados, ventanas escasas y pequeñas, patio, callejuela y corral. -Corral: Trasfondo. "Ese sobrante inútil y precioso", según Luis Camacho.
Viviendas construidas por sus propietarios con materiales sencillos, el barro para azulejos y solería, madera y los chinos de río también en el suelo. El zaguán suele tener una linea central de chinos para el paso de las bestias y un caño o desague. La cal, los patios y las pequeñas ventanas ayudan a preservar el fresco. En las azoteas se secan las blancas sábanas, y en los soberaos se guardan las oscuras cosas inservibles.

“¿Porque no se compra usted un piso?. Y usted, ¿porqué no se compra una nostalgia?". Respondió el poeta Luis Camacho. Y es que hay cosas que aún no están a la venta.
Post a Comment