Paseo Virtual


Deporte

Videos 2

Visitas

Lo mas leido

TIMELAPSE

zarraclaca On Tuesday, September 13, 2005



La más bella y antigua leyenda de Marchena nos llega a través del sufí cordobés Abu Bakr Ibn Bay. Lo cuenta su mujer Yamilah, “Mi madre me contaba que, después de la guerra civil que asoló las tierras de al Ándalus, ella y su familia pasaron muchas calamidades. Mi tío abuelo Yahia se dedicaba a ir a los pueblos de los alrededores de Marchena, que era su pueblo, vendiendo canastos y avíos de mimbre que hacían sus hermanos y sus hijos. Dicen que una noche iba por un camino oscuro y le salió al paso una sombra. Sintió tal terror que huyó.
Pasado un tiempo, Yahia volvió a transitar aquel camino y, de nuevo, surgió ante él la sombra. ‘Estoy aquí para librarte de la pobreza. Ven mañana a este mismo sitio y no tendrás que volver a trabajar nunca más.’ Tras decir esto, la sombra desapareció y el tío Yahia se volvió a su casa. Iba a los otros pueblos a vender y, desde su encuentro con la sombra, siempre se le vio feliz y contento con su suerte”. Curiosamente, esta leyenda árabe de hace mil años, aun se sigue transmitiendo de boca en boca.
Marchena aun conserva, su gran abrazo de piedra andalusí (siglo XII) que marca claramente, el barrio antiguo y resalta además, con otra muralla interior, el lugar más importante, la Alcazaba, centro de la medina. El punto en que confluían ambas murallas era la Torre del Oro, la más antigua de todo el recinto. Vacía está hoy la alberca de el Parque, de la antigua “Massenah al zaituna”, Marchena de los olivos, que fue un jardín bello, rodeado de murallas.
En la puerta de Morón, los posibles invasores tenían primero que superar la primera puerta y llegar al patio interio, hoy sala principal del museo. La Puerta de Carmona es una de las más antiguas, defendida directamente por una torre octogonal, la Torre del Oro. La puerta de la Barbacana servía para unir el Alcázar y la zona del Parque a través de un sistema de rampas.
“Deteneos conmigo un momento junto a esas ruinas y lloremos juntos”. El texto de Ibn Arabí parece referirse a las partes de la muralla deterioradas. La más monumental de las puertas desaparecidas fue la Puerta de Osuna, ubicada en la Plaza de San Andrés al final de la Calle Carreras, de la que se conserva un torreón.
Sus 35 cubos y cuatro puertas se han ido confundiendo poco a poco con el blanco de las casas, para emerger como una segunda piel en los lugares más vistosos. El tapial, una mezcla de barro, cal y pequeñas piedras prensadas, se ha revelado tan duro como sencillo, siendo la primera clase magistral para los albañiles.
No hay rosas en el arco de la rosa pero en sus leyendas florece toda la belleza de la tradición andalusí. La puerta de Sevilla o Arco de la Rosa es uno de los emblemas de nuestra ciudad y de su muralla reconstruida en 1430.
Su acceso era antiguamente en rampa para permitir el acceso de las caballerías y se ubicaba en la línea de salida de la Alcazaba hacia el camino de Sevilla. En su interior podemos ver una cámara de elementos góticos con una pequeña puerta o acceso hacia la ronda, por encima de la muralla.
Los palomos aún sobrevuelan las almenas de la muralla. Palomo marchenero de origen andalusí y sangre azul. Los árabes practicaban este deporte valorando las dotes de conquista y seducción de sus palomas utilizándolas para la caza o atracción de otras a su palomar.
La mezquita de Marsen-ah-al-zaituna (Marchena de los olivos, así llamada para diferenciarla de la Marchena de la alpujarra almeriense) cuyo emplazamiento desconocemos- siempre estuvo rodeada de un halo de santidad por su -madrassa- difusora del pensamiento sufí. Uno de sus alumnos más notables fue el filósofo Ibn Arabí (1.165-1241), comparado por sus escritos con San Juan de la Cruz, presente en numerosas ocasiones en Marchena, conoció allí a sus hombres santos –abdal-.
Sufí es abstinencia y pobreza, paciencia y contemplación. Aquí, Abdul Mayid enseñaba el Corán y predicaba en torno a 1190. Shams Umm al-Fuqarâ, -Sol, madre de los pobres”- Una venerable anciana con fama de sabia y de tener gran poder mental influyó decisivamente en el filósofo. “Dicen que los soles habitan la alta esfera, y, ¿dónde está el palacio del sol sino en la esfera? (...)Ella tomó posesión de mí y yo de ella, porque cada uno posee su compañero. Que yo soy suyo es evidente”. Estas impresiones las dejó escritas en su libro Rûh al quds.
“Es en Marchena de los Olivos —población situada no lejos de Sevilla -donde conocí a Shams Umm al-Fuqarâ’. (...)Tenía un corazón fuerte, una noble energía espiritual, una gran discrección. A veces me revelaba secretamente un aspecto, pues ella tenía para conmigo algunos desvelamientos, que me producían mucha alegría”
De Abdul-Mâjîd ben Selmah, el abdal predicador de la mezquita de Marchena, que se sabía de memoria el Corán y los Hadices, -segunda fuente de doctrina y del derecho-, dice Ibn Arabí “hombre de piedad y merito que siempre estaba al servicio de los fuqarâ, (faquir, estudiante) que Al-lâh le sea propicio”. Ibn Arabí nos cuenta el siguiente relato que le reveló el maestro de la mezquita de Marchena.
Dice Ibn Arabí:”Me contó (Abdul-Mâjîd) lo que le ocurrió en una ocasión: " me incliné invocando el Nombre de Al-lâh. Noté de improvisto, que una persona retiraba la tela sobre la que rezaba y la reemplazaba por una gruesa estera. Luego me dijo: ¡Haz tus plegarias sobre esta estera!. Y tuve entonces una inspiración, y le pregunté:"¡Oh, Sîdî (Cid: Señor) , ¿Por qué medios llegan los Abdâl a ser Abdâl?", y él me respondio": Por el silencio, la soledad, el hambre y la vigilia.Después de esto este hombre desapareció. Pero la estera estaba debajo de mí".
Desde la torre de Santa María recorre las nervaduras y los contrafuertes una fuerte tradición mudéjar que llega hasta el siglo XVIII. “La mayor parte de la arquitectura realizada y proyectada por maestros locales tiene rasgos mudéjares" explica el experto en arte J.L. Ravé.

La importante herencia constructiva islámica de la muralla dejó un barrio arabe aun en 1296 y obreros especializados en determiandas técnicas de la albañilería.
Los alarifes mudéjares continuaron trabajando muchos años al servicio de los Duques hasta 1618. Entonces el visitador del Rey indica que informado que en la villa "andan algunos moras y moros libres, que están rebeldes y pertinaces" y pide que "sean echados desta villa".
La armadura ochavada de la sala de audiencias de los juzgados, antiguo convento franciscano, de técnica nazarí es semejante al usado en algunas techumbres del antiguo palacio ducal, hoy en el palacio sevillano de la condesa de Lebrija.
El artesonado de San Juan, es uno de los más importante y ricos de su época, junto a la armadura ochavada Sta María (1356). Diego Lopez de Arenas recogió en 1633 toda ésta tradición constructiva y la plasmó en el único tratado que existe en España sobre esta materia.